A lo largo de nuestra vida nos proponemos varias veces empezar un plan de entrenamiento. Apuntarse al gimnasio o comprarse unas zapatillas para correr son las estrategias más comunes para ponerse en forma. Sin embargo, tras los primeros días, la motivación de la novedad desaparece, y son muy pocas las personas que hacen del deporte un hábito.

Varios factores nos alejan de nuestra meta, no solo la falta de motivación en sí. Encontrar esos puntos débiles, superarlos y motivarnos hará que podamos no solo empezar a hacer deporte sino consolidarlo como parte indispensable de nuestra vida.