Uno de los métodos que usaban para estafar al Estado el mayor general Adán Cáceres Silvestre y la pastora Rossy Guzmán Sánchez consistía en conseguir “trabajo” a cientos de personas en dos instituciones con salarios abultados.

La transacción era simple, los empleados aparecían en nómina con salarios hasta siete veces mayor al establecido para sus puestos y a cambio del “favor” de tener trabajo estos tenían que retirar todo el dinero que les depositaba el Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (Cestur) o el Cuerpo Especializado de Seguridad Presidencial (CUSEP), pero posteriormente transferirlo a terceros y quedarse con una porción mínima.