Generales y coroneles enriquecidos a través del tráfico de drogas, de armas, de personas, cobro de peaje en la frontera, beneficios por corrupción gubernamental estimulada por políticos igualmente corruptos, con fincas, villas en los puntos turísticos más costosos, residencias, apartamentos de lujo, con dos y tres familias, hijos en los mejores colegios y universidades del país y del extranjero, sin que nadie pregunte la procedencia o el origen. El salario de un oficial no alcanza para tanto, el de un político tampoco.

Es necesario una limpieza profunda en la Policía Nacional si queremos evitar tantos atropellos y crímenes contra la ciudadanía.