El entramado religioso-militar conformado por el exjefe del Cuerpo Especializado de Seguridad Presidencial (Cusep), Adán Cáceres, y la pastora Rossy Guzmán Sánchez, ha destapado una caja de pandora que devela corrupción a lo interno de diferentes cuerpos especializados de seguridad en el país.

La Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), el propio Cuerpo Especializado de Seguridad Presidencial, el Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (Cestur), y la Policía Nacional, figuran entre las instituciones salpicadas por la corrupción, según el expediente de la “Operación Coral” instrumentado por el Ministerio Público.

Aunque en la primera etapa de esta investigación solo están sometidos a la Justicia Adán Cáceres (exjefe de Cusep), la pastora Rossy Guzmán, además de Tanner Antonio Flete Guzmán, Rafael Núñez de Aza y Raúl Alejandro Girón Jiménez, las autoridades han encontrado indicios de que otros altos exoficiales y oficiales de diferentes organismos han estado vinculados a la red corrupta.