Un inmigrante dominicano pensó que había perdido el fruto del trabajo de toda una vida cuando un voraz incendio acabó con su bodega en New York, pero como nos cuentan, el negocio resurgió de las cenizas gracias a la solidaridad.
15 minutos aproximadamente fue el tiempo en que las llamas devoraron el sueño y esfuerzo de un padre de familia de origen dominicano Odalys Rodríguez.