El tráfico de personas es un negocio muy lucrativo a nivel mundial, generando millones de dólares a quienes organizan este ilegal negocio.

Antes de subirse al bote en el que realizaría ese cruce clandestino, Shafiulla llamó a sus familiares en Afganistán para decirles que estaba en camino hacia Europa y que se encontraba bien. Esa fue la última vez que supieron de él. La embarcación que los traficantes habían escogido para llevar este cargamento humano -de al menos 32 afganos, siete paquistaníes y un iraní- se hundió en el lago Van, en Turquía, el pasado junio.