El temor a ser perseguido judicialmente, una vez fuera del poder, empujó a Danilo Medina al festival de ilegalidades con las que persiguió, en vano, la reelección. Luego, con el solo propósito de impedir que fuera Leonel Fernandez el escogido como candidato a la presidencia por el PLD impuso a Gonzalo Castillo.

Los afanes reeleccionistas de Medina lo llevaron a militarizar la sede del congreso donde esperaba que, legisladores comprados, aprobaran una reforma constitucional que lo benefiiciara. Esos trajines lesionaron seriamente al gran estratega y unificaron a toda la oposicion y terminaron, abruptamente, con la llamada de Mike Pompeo fijando la oposicion de EEUU a semejante proposito. Desde entonces Medina ha estado improvisando.