Cuando dos personas se casan “hasta que la muerte los separe” la frustración o la culpa por no poder seguir adelante con ese proyecto puede llevarlos a pasar de amar a soportar. Asimismo quienes no pasaron por el registro civil o el altar pero deciden formar una familia raramente se imaginan que tendrá fecha de vencimiento y pueden “estirar” la agonía de esa relación hasta un punto que jamás habrían pensado. Con todo el desgaste que eso ocasiona.

Es que eso de que cada pareja es un mundo aplica a todo. Y en cuestiones de cómo ponerle fin a un vínculo nadie tiene la fórmula perfecta.