Las campanas han vuelto a sonar este jueves en Hiroshima por el 75 aniversario de la primera bomba nuclear del mundo. Una ceremonia que se ha celebrado con un menor número de asistentes debido a la pandemia de coronavirus, y que ha servido para insistir en la necesidad de que el Gobierno de Japón, el único país que ha sufrido un ataque atómico, firme el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares aprobado hace tres años en el seno de la ONU.