El Evangelio de la Prosperidad, también conocido como Evangelio de la Cosecha o Teología de la Superfe, ha transformado el rostro del cristianismo moderno, especialmente en América Latina y el Caribe. Esta doctrina predica que la fe verdadera se traduce en abundancia material, y que las bendiciones de Dios pueden ser activadas a través de ofrendas, pactos y “siembras” generosas. Desde sus inicios en Estados Unidos en los años 50 con Oral Roberts y Kenneth Hagin, esta corriente ha encontrado terreno fértil en sociedades marcadas por la pobreza, el desempleo y el deseo de ascenso económico rápido, posicionando a sus líderes como nuevos magnates espirituales.

En República Dominicana, figuras como Aquiles Azar han sido señaladas por predicar bajo esta doctrina, mientras que en el escenario internacional destacan nombres como Cash Luna, Guillermo Maldonado y Edir Macedo. Este último, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, llegó a figurar en la lista Forbes con una fortuna cercana a los mil millones de dólares. Estos pastores no solo han levantado templos fastuosos, sino también imperios personales con jets privados, mansiones, seguridad privada y jerarquías espirituales reservadas para los más generosos económicamente. La fórmula es simple: quien más siembra, más recibe… aunque no siempre sea en dirección del creyente.

Sin embargo, la crítica no se ha hecho esperar. Periodistas, teólogos y analistas sociales denuncian que el Evangelio de la Prosperidad ha secuestrado el mensaje esencial del cristianismo y lo ha reemplazado por una cultura de consumo disfrazada de espiritualidad. A través de discursos motivacionales y promesas de milagros financieros, muchas iglesias se han convertido en empresas familiares donde el “pastor” es el CEO. Las investigaciones han revelado casos de feligreses que, tras entregar todo su dinero por fe, terminaron perdiéndolo todo, incluyendo su casa. El debate persiste: ¿se trata de un nuevo modelo de fe o de una sofisticada maquinaria de manipulación económica con ropaje religioso?