Durante la presentación oficial de Joaquín “El Chapo” Guzmán ante los medios de comunicación, las autoridades mexicanas siguieron un protocolo meticuloso. Al capo se le cambió la vestimenta que llevaba al momento de su captura, para ser exhibido brevemente ante las cámaras antes de ser trasladado nuevamente al penal del Altiplano. No se le permitió hablar, y en todo momento fue conducido con la cabeza baja, bajo estrictas medidas de seguridad.

Esta presentación, casi idéntica a la realizada tras su primera recaptura, fue parte de la estrategia de las autoridades para reafirmar el control sobre la situación, luego de que se conociera que El Chapo había intentado contactar a productores y actores con el fin de crear una película autobiográfica. Según fuentes oficiales, este intento de llevar su vida criminal a la pantalla fue uno de los elementos que ayudaron a rastrear su ubicación.

Las imágenes transmitidas mostraron el momento en que Guzmán es escoltado por agentes hasta el helicóptero que lo trasladaría desde la Ciudad de México de regreso a la prisión de máxima seguridad. El breve contacto con la prensa subraya el hermetismo que las autoridades mantienen en torno a este caso, que sigue acaparando la atención internacional.