Con un discurso visceral y cargado de emoción, el comunicador Michael Miguel Holguín reaccionó públicamente al asesinato del alcalde Juan de los Santos, exigiendo una transformación profunda de la sociedad dominicana. En sus palabras, calificó el crimen como “un golpe al corazón de la dominicanidad”, y lo describió como un reflejo desgarrador de la violencia cotidiana que corroe al país. Para Michael, este trágico suceso no solo representa la pérdida de un funcionario ejemplar, sino que desnuda las grietas de un sistema cada vez más enfermo, desigual y deshumanizado.
“Estamos desgarrados”, dijo, al tiempo que hizo un llamado a la introspección colectiva. Según él, este es el momento de “revisión sagrada”, de que cada dominicano se replantee los valores que rigen su vida. Fustigó duramente el culto al dinero, la impunidad y la descomposición institucional, advirtiendo que la sociedad ha convertido el dinero en un dios perverso que está destruyendo todo. De igual manera, instó a los líderes religiosos y políticos a recuperar el sentido ético y espiritual de la nación, exhortando a dejar atrás el maquiavelismo y la codicia que, según él, han envenenado el alma nacional.
Concluyó con una súplica conmovedora: que la muerte de Juan de los Santos no sea en vano, sino el inicio de una nueva República Dominicana, más justa, más humana, más cristiana. En sus palabras, resonó la urgencia de una revolución moral y social: “Nada es más bonito que ver a tu pueblo feliz”, citó del Manifiesto de los Pueblos del Este, dejando claro que la felicidad verdadera solo será posible si se construye colectivamente. Con voz quebrada, pero firme, pidió a Dios misericordia, incluso para el agresor, apelando a una espiritualidad radical como única vía para sanar a una nación herida.



