El caso de los dos pilotos franceses que lograron fugarse del país tras ser condenados a 20 años por narcotráfico continúa generando indignación tanto en República Dominicana como en el extranjero. Bruno Odos y Pascal Fauret, implicados en el intento de sacar 700 kilos de cocaína desde Punta Cana en 2013, escaparon del país en una operación calculada que incluyó vuelos clandestinos, distracciones logísticas y apoyo internacional. La fuga ocurrió pese a que el Ministerio Público había advertido repetidamente del riesgo.

La evasión, que costó más de 100.000 euros según sus propios organizadores, dejó al descubierto las debilidades del sistema judicial dominicano. A pesar de no tener arraigo, los franceses se mantuvieron en libertad a la espera de apelación. Las juezas del caso alegaron que la medida cautelar había cumplido su función, pero la posterior fuga confirmó los temores del Ministerio Público. El operativo incluyó apoyo del eurodiputado Aymeric Chapral y del experto en seguridad aérea Christophe Naudin.

Actualmente, los prófugos están en Francia, fuera del alcance inmediato de la justicia dominicana. Mientras tanto, el país se enfrenta a cuestionamientos internacionales y a la presión por revisar los protocolos judiciales que permitieron semejante escape. El caso, bautizado por la prensa como “la fuga del siglo”, se mantiene como símbolo de impunidad y debilidad institucional.