Desde el corazón de Bonao, en la provincia Monseñor Nouel, emerge la historia de uno de los cronistas más agudos y carismáticos de la televisión dominicana: Robert Sánchez. Judith Leclerc, en su espacio “Mil Historias”, recorrió las calles de esta provincia para mostrar no solo el origen humilde de Sánchez, sino también el temple que forjó su carácter. Con frases como “Vamos al swing” y su característico tono irreverente, Robert ha logrado conquistar a una audiencia diversa, construyendo una carrera que lo ha llevado desde ser manager de artistas hasta asumir la producción general del programa “La Tuerca”.
El momento que marcó un punto de inflexión en su trayectoria fue la explosiva entrevista al merenguero El Sujeto, durante el regreso del programa a la televisión. En una escena que capturó titulares nacionales e internacionales, El Sujeto reaccionó violentamente ante una pregunta sobre una supuesta menor en Estados Unidos, lanzando su celular en pleno set. Lejos de ser una estrategia premeditada, este hecho consolidó a Robert como un maestro del “sonido”, capaz de convertir un instante incómodo en un fenómeno mediático. Este episodio refleja cómo ha sabido manejar la controversia con inteligencia editorial, sin perder el control del relato.
Pero detrás del comunicador filoso hay una historia humana de esfuerzo y autenticidad. Desde pequeño, Robert fue descrito como reservado, pero su entorno familiar siempre creyó en su potencial. Su madre, protagonista silenciosa de su ascenso, llegó a jugar un palé cuyo premio le sirvió de impulso para mudarse a la capital. Allí trabajó en tiendas, almacenes y como promotor musical, ganando experiencia que más tarde se traduciría en criterio a la hora de opinar sobre el arte y la industria. Su historia es un testimonio de que la disciplina, la humildad y la autenticidad siguen siendo claves para construir un legado duradero en los medios.



