En una velada cargada de brillo y emoción, los Premios Soberano vivieron uno de sus momentos más sublimes con la actuación estelar de Miriam Cruz, acompañada por la majestuosa Filarmónica de Santo Domingo. Bajo la batuta del renombrado maestro Amaury Sánchez, la célebre artista dominicana se alzó como la reina indiscutible de la noche, entregando una interpretación que no sólo resonó en el corazón del público, sino que también dejó una marca imborrable en la historia del prestigioso galardón.
Desde los primeros acordes, quedó claro que lo que estaba por suceder sería algo verdaderamente especial. La Filarmónica de Santo Domingo, en su máxima expresión, desplegó un despliegue sonoro de una riqueza y precisión insuperables, creando el ambiente perfecto para la entrada de Cruz. Con su voz potente y emotiva, la cantante logró una fusión perfecta con la orquesta, elevando cada nota a un nivel casi celestial. Fue un verdadero espectáculo en el que el talento vocal de Cruz y la maestría instrumental de la Filarmónica se entrelazaron en una sinergia que pocas veces se ha visto en el escenario de los Soberano.
La dirección del Maestro Amaury Sánchez fue clave para el éxito de esta actuación. Con su inigualable capacidad para captar la esencia de cada pieza musical y su visión artística única, Sánchez guió a la orquesta y a la cantante a través de un viaje sonoro que dejó sin aliento a todos los presentes. Su precisión, sensibilidad y profundo entendimiento de la música se hicieron evidentes en cada compás, haciendo de esta presentación no solo un deleite para los sentidos, sino también una obra maestra digna de admiración.
La ovación de pie que siguió al final de la actuación fue un testimonio de la grandeza de lo presenciado. Sin duda, Miriam Cruz, la Filarmónica de Santo Domingo y el Maestro Amaury Sánchez se consolidaron como los protagonistas indiscutibles de una noche que pasará a la historia como uno de los momentos más destacados de los Premios Soberano.