Víctor Ramón Navarro Serrano, conocido como “Megateo”, se ha ganado el título de “capo de la belleza” en el mundo del narcotráfico colombiano. Con una obsesión por la perfección femenina, Navarro no solo exige que sus amantes se sometan a costosas cirugías estéticas, sino que también las obliga a reconstruir su himen para satisfacer su peculiar predilección por las vírgenes, según reportes de inteligencia.

Las excentricidades de Megateo no se detienen allí. Su control sobre estas mujeres va más allá de la estética, ya que las obliga a tatuarse su rostro en distintas partes del cuerpo, marcándolas de por vida y asegurando que nadie más se atreva a tocarlas. Este comportamiento, descrito por agentes policiales, se ha convertido en una de sus señas de identidad.

Recientemente, durante la celebración de su 39 cumpleaños en una finca del Catatumbo, cerca de la frontera con Venezuela, Navarro Serrano fue fotografiado junto a una de sus amantes favoritas, quien lleva tatuado su rostro en la espalda. La fiesta, que duró seis días, estuvo llena de excesos: desde cirugías estéticas para las mujeres presentes hasta el reparto de costosas joyas valoradas en más de 100 millones de pesos.

Alias Megateo, segundo al mando del Ejército Popular de Liberación (EPL), cuenta con la protección de al menos 50 hombres y guerrilleros del Frente 33 de las FARC, quienes reciben cocaína como pago por su seguridad. Según un informe de inteligencia, Navarro posee miles de hectáreas en zonas rurales de San Calixto, La Playa y Sardinata, donde ha instalado ametralladoras antiaéreas para repeler cualquier intento de captura.

Las autoridades, que le atribuyen la muerte de al menos 100 policías y militares en Norte de Santander en los últimos cinco años, han puesto un precio de 5 millones de dólares por su captura. La DEA y la Interpol esperan que esta recompensa sea suficiente para que alguien se atreva a delatarlo, poniendo fin a la carrera criminal de uno de los narcotraficantes más temidos de Colombia.