Cuando se anuncian los premios, surge una sensación de expectativa y esperanza entre los nominados potenciales. Este es el caso de Pamela Sued, quien ha compartido su experiencia y sentimientos en un monólogo que refleja las emociones de quien espera con ansias ser reconocida.

Al recibir la noticia de los nominados, Pamela confiesa sentir un escalofrío, una mezcla de incertidumbre y esperanza. “Piensas, bueno, si este año no es el mío, ¿cuándo será?”, comenta, describiendo la anticipación que precede al anuncio. La emoción se mantiene hasta el gran día, cuando finalmente se revelan los nombres de los elegidos. Pero, en esta ocasión, la sorpresa fue negativa para Pamela. “Oh, sorpresa. Me dejaron como un espantapájaros afuera”, expresa con desilusión.

Pamela relata cómo todas sus predicciones sobre el vestido, el peinado y la “máquina” para el evento quedaron en el aire al no ser nominada. “Hoy en día piensas en la máquina, que vas a llegar a los premios, y que la alfombra y cosas así. El premio feliz te dejó fuera”, señala, evidenciando la importancia que se da a la preparación para estos eventos.

La reflexión de Pamela también se extiende a quienes votaron y a quienes no lo hicieron, cuestionando las decisiones que la dejaron fuera. “Y luego piensas, en todos los que votaron por ti, todos los que no votaron por ti, el que tenía que estar allí”, añade, manifestando una mezcla de resignación y curiosidad.

Además, Sued menciona el apoyo de sus amigos, aunque reconoce que en algunos casos, sus comentarios no ayudan. “Algunos amigos también aparecen, que no aportan nada, porque empiezan, y quiero ser solidario contigo, pero lo que no saben es que aumentan la cuerda que ella tiene”, explica, haciendo un llamado a la empatía y comprensión.

Pamela se pregunta a sí misma si realmente merecía una nominación, considerando su arduo trabajo en varias áreas. “Ni siquiera como cantante, que este año perfectamente podría estar nominada, he cantado mucho”, destaca. Asimismo, señala que podría haber sido considerada como “revelación del año” o incluso “bailarina del año”, recordando sus habilidades en el tubo.

Con humor, Pamela también menciona su rol como arreglista y compositora en casa, arreglando todo lo que su hijo Alonso destruye, sugiriendo que podría haber sido nominada en esa categoría. Además, reflexiona sobre la ausencia de un premio para la “pareja del año”, donde también se habría conformado con una nominación.

A pesar de su desilusión, Pamela mantiene una actitud positiva y destaca su intención de disfrutar del evento de cualquier manera. “Lo que voy a hacer el día del premio es que me la pasaré bien”, asegura, demostrando su resiliencia. Concluye con una reflexión sobre su fe en que Dios tiene algo reservado para ella, una muestra de su esperanza y optimismo.

Pamela Sued a través de su monólogo nos ofrece una mirada sincera y emotiva sobre lo que significa no ser reconocida en un ámbito donde se ha esforzado tanto, recordándonos la importancia de valorar nuestro propio trabajo y mantener la esperanza, incluso cuando no obtenemos el reconocimiento esperado.