Sarodj Bertin, conocida por ser Miss Haití 2010 y por su participación en Miss Universo, ha compartido la desgarradora historia del asesinato de su madre y su impactante efecto en su vida.
En una entrevista reciente, Bertin relató cómo su vida cambió drásticamente a los ocho años cuando su madre, Mireille Durocher Bertin, fue asesinada en 1995 durante el gobierno de Jean Bertrand Aristide en Haití. Mireille, una destacada activista, abogada y política, se había convertido en una figura prominente de la oposición, lo que la llevó a ser el blanco de un crimen político.
Sarodj recordó el día fatídico cuando le dieron la noticia. “Me fueron a buscar al colegio a la una de la tarde. Mi padre me llevó a casa de mi abuela, donde escuché a mi abuela llorar. Fue allí donde me dijeron que mi madre había sido asesinada”, contó con tristeza. La niña, que no pudo asistir al entierro ni ver el cuerpo de su madre, cargó con una culpa infantil, creyendo que podría haber prevenido el asesinato.
Tras el asesinato, la familia Bertin se exilió en República Dominicana. Su padre, quien también había perdido su negocio debido a saqueos, comenzó de nuevo con una imprenta. A pesar de las adversidades, la familia encontró en República Dominicana un nuevo hogar y oportunidades para resurgir.
Sarodj, quien se crió y se formó en la República Dominicana, expresó su gratitud hacia el país que le dio la oportunidad de reconstruir su vida. “Gracias a este país, mi familia pudo resurgir. Aquí crecí, estudié y me desarrollé”, afirmó Bertin.
La tragedia personal no frenó a Sarodj. Se graduó como abogada y trabajó en Haití antes de dedicarse al modelaje y los concursos de belleza. Decidió dejar su carrera en derecho para representar a Haití en Miss Universo, un sueño que tenía desde niña. “Quería que Haití estuviera en esa plataforma, para mostrar al mundo la belleza y el potencial de mi país”, dijo.
A lo largo de su carrera, Sarodj ha trabajado incansablemente para honrar el legado de su madre, no solo en el mundo de la belleza y la moda, sino también en la defensa de los derechos humanos y el apoyo a los menos favorecidos. Su historia es un testimonio de resiliencia y la capacidad de transformar el dolor en fortaleza.



