Los vecinos del barrio Eduardo Brito aún no se reponen del terror vivido durante el enfrentamiento armado que resultó en la muerte de los hermanos Omar y César López Méndez. La madrugada del sábado se tiñó de violencia y miedo, cuando una balacera entre la policía y los hermanos López Méndez sacudió la tranquilidad de esta comunidad.

María, una residente local, describió el impacto emocional que sufrió al escuchar las ráfagas de disparos que resonaban por las calles. “A María todavía le retumban en sus oídos el sonido de las ráfagas que escuchó la madrugada del sábado,” comentó en estado de evidente nerviosismo. La policía evacuó a varias familias del área, pero el susto y la incertidumbre prevalecieron.

Los residentes expresaron su preocupación por la seguridad de sus familias, especialmente de los niños, tras este violento episodio. “Usted sabe que eso pasa y uno no se siente bien por los niños,” comentó un vecino, aliviado de que no hubiera heridos entre los residentes. Sin embargo, también manifestaron compasión por las madres de los hermanos abatidos, reconociendo la tragedia de perder a jóvenes en circunstancias tan violentas.

Los hermanos López Méndez, conocidos en la región por su implicación en actividades delictivas, se habían mudado al barrio apenas un día antes del fatídico enfrentamiento. “Esos tipos no eran de aquí, esos tigueres no eran de aquí,” afirmaron varios vecinos, sugiriendo que los hermanos buscaban refugio y que estaban siendo perseguidos.

El barrio Eduardo Brito intenta recuperar la calma tras el violento suceso, aunque el eco de los disparos y el temor persisten entre sus habitantes. La comunidad pide una mayor presencia policial y medidas de seguridad para evitar que se repitan episodios de esta naturaleza.