En una tranquila tarde, con una brisa fresca, Esther Jiménez nos recibe en su hogar para compartir su notable historia de vida. Hace tres años, sufrió un violento ataque cuando un joven desconocido le echó ácido del diablo, dejándola gravemente desfigurada. Trabajaba en una cafetería en ese momento y el incidente la dejó en estado de shock y con una pérdida significativa, incluyendo un ojo.
A pesar del trauma, Esther ha logrado recuperarse completamente. Encontró una salida en la creación de cojines, una actividad que le permitió sentirse útil y productiva. “Eso me ayudaba, me sentía útil, podía hacer algo,” comenta.
El despacho de la vicepresidenta ha jugado un papel crucial en su proceso de recuperación y superación. A través de talleres, Esther ha aprendido habilidades de ahorro y ventas, esenciales para su emprendimiento. Estos conocimientos le han dado la confianza para seguir adelante con su negocio desde casa.
A quienes enfrentan situaciones similares, Esther ofrece un mensaje de esperanza: “Pensaba que nadie podía darme trabajo, pero en mi casa sí podía trabajar y hacer algo. Uno debe hacer lo que a uno le guste porque, imagínate, uno tiene que salir adelante a pesar de la situación.”
La historia de Esther Jiménez es un testimonio de cómo, con apoyo adecuado y determinación, es posible superar las adversidades y transformar la vida.



