Desde el inicio de este año, el Ministerio de Salud Pública emitió una alerta ante la circulación en el Caribe de la fiebre chikungunya, generando diversas especulaciones sobre las medidas que deben tomarse. Un recorrido por hospitales de la capital revela la diversidad de preocupaciones entre los pacientes, quienes cuestionan el fundamento de la versión oficial que indica que el virus se transmite únicamente a través del mosquito Aedes aegypti, tanto en los contagios pasivos como activos.

Esta enfermedad, hasta entonces desconocida para la región, tenía previa incidencia en otros continentes. El virus, identificado por primera vez en la década de 1950 en África Central, específicamente en Tanzania, ha sufrido mutaciones. Investigaciones recientes del Instituto Pasteur de París señalan que ahora es también sensible a la transmisión por el mosquito tigre asiático, Aedes albopictus. Este mosquito fue identificado como la causa de una epidemia en 2005 en una isla del Océano Índico, donde se registraron 250,000 casos y 200 muertes, según la BBC Mundo.

El virus chikungunya llegó por primera vez a las Américas en diciembre del año anterior, confirmándose los primeros casos autóctonos en República Dominicana, lo que desencadenó una propagación por toda la región del Caribe. Un informe de la Organización Panamericana de la Salud revela que hasta el 6 de junio de 2014 se habían reportado casos en varios países de la región, con cifras alarmantes como los 52,976 casos en República Dominicana en ese momento.

Sin embargo, las cifras actuales podrían ser mucho mayores debido a la dificultad para contabilizar los casos. La enfermedad no es de reporte obligatorio, muchos pacientes no llegan a recibir atención médica y quienes acuden a clínicas privadas a menudo no notifican a las autoridades de salud pública. Además, los síntomas de la chikungunya, que incluyen dolor en las articulaciones, fiebre, náuseas y erupciones cutáneas, dificultan la vida cotidiana de los afectados, generando ausentismo escolar y laboral.

La Asociación de Industria informa que cerca del 10% del personal ejecutivo ha sido afectado, mientras que el presidente del Colegio Médico indica que el 12% de los médicos y el 20% de las enfermeras del país también han contraído el virus. Los pacientes describen los dolores articulares como incapacitantes, lo que ha generado una preocupación generalizada en la población.

La chikungunya, cuyo nombre proviene del idioma kimakonde de Tanzania, se refiere al aspecto curvado que adoptan los pacientes debido al dolor articular. Es importante destacar que el virus no se transmite de persona a persona, sino que requiere la intervención de un mosquito para su propagación. Por lo tanto, las autoridades y ciudadanos se enfrentan al desafío de eliminar los criaderos de mosquitos, que pueden encontrarse en diversos lugares como tinacos, cisternas, tanques de agua, floreros y hasta cáscaras de huevos en lugares donde se acumula agua.

Esta epidemia de chikungunya no sólo pone a prueba los sistemas de salud pública en la región, sino que también revela limitaciones en los servicios básicos como energía eléctrica, agua y recolección de basura. Mientras estas condiciones persistan, la lucha contra enfermedades transmitidas por mosquitos como la chikungunya seguirá siendo una realidad cotidiana en la vida de los ciudadanos del Caribe