La presencia militar que se ha triplicado en Dajabón deja entrever a sus residentes y a la gente de zonas aledañas que la situación caótica en la otra parte de la isla podría repercutir en suelo dominicano.
Por la frontera de esta demarcación los militares y las autoridades de Migración solo permiten el ingreso de los dominicanos y personas de nacionalidades distintas a los haitianos que trabajan en Haití y que han sentido que sus vidas corren peligro en estos momentos en la nación vecina.
Esta situación no solo nos compromete en el sentido de que habrá una parálisis del comercio por el tiempo que tome la normalidad, sino la amenaza por el hecho de que se pierde el orden, los controles y la institucionalidad.