La noche del miércoles quedó inscrita en la historia del béisbol: los Chicago Cubs conquistaron la Serie Mundial tras 108 años de espera. En un séptimo juego cargado de dramatismo, el equipo de Chicago se impuso 4-3 a los Cleveland Indians en su propio estadio, poniendo fin a la sequía más prolongada en el deporte profesional estadounidense. Lo que parecía un sueño inalcanzable se materializó luego de una remontada épica en la serie final.

Los Cubs necesitaron cuatro intensas horas para transformar décadas de frustración en júbilo. Con esta victoria, dejaron atrás la etiqueta de “perdedores” que los había acompañado durante más de un siglo, convirtiéndose en motivo de máximo orgullo para la ciudad. La serie, considerada por muchos expertos y aficionados como la mejor de todos los tiempos, mantuvo en vilo a millones de espectadores alrededor del mundo.

Un factor clave en la hazaña fue la destacada participación de los peloteros latinos, quienes aportaron fuerza ofensiva y defensiva en momentos decisivos. Su contribución no solo dio brillo al triunfo, sino que también reflejó la relevancia del talento latinoamericano en las Grandes Ligas. Con este campeonato, los Chicago Cubs no solo rompieron la “maldición”, sino que sellaron un capítulo inolvidable en la memoria del béisbol mundial.