A pesar de los múltiples llamados de atención y las iniciativas del Congreso Nacional para regular su uso, la hookah continúa ganando terreno en la República Dominicana. Este artefacto, utilizado para inhalar humo con sabores y sustancias aromáticas, se ha convertido en un símbolo de diversión entre los jóvenes, ignorando los serios riesgos que conlleva. En discotecas, bares y hasta en hogares, el consumo de hookah se ha vuelto común, mientras médicos advierten que una hora de su uso equivale a fumar 150 cigarrillos.
El doctor Alfredo Polanco, subdirector del Hospital Ney Arias Lora, explica que la cantidad de humo inhalada provoca daños irreversibles en los pulmones, eleva la presión arterial y aumenta el riesgo de insuficiencia respiratoria, renal y hepática. De hecho, en los últimos meses se ha incrementado el número de pacientes intoxicados y con crisis respiratorias severas. Uno de los casos más alarmantes fue el de Gabriel Martínez Rodríguez, un joven de 19 años que falleció tras sufrir una falla respiratoria aguda causada por el uso excesivo de hookah.
Aunque su origen se remonta a la India del siglo XX, la hookah ha sido adoptada por la cultura juvenil dominicana como un pasatiempo social. Sin embargo, los especialistas alertan que sus efectos son devastadores: transmisión de virus como la hepatitis y la tuberculosis, adicción a la nicotina y daños cerebrales por monóxido de carbono. Aun con estas advertencias, el dispositivo continúa siendo promovido en centros nocturnos. Urge mayor conciencia y políticas firmes para frenar una práctica que cada día cobra más vidas entre la población joven del país.