La guerra entre Rusia y Ucrania continúa escalando, con ataques aéreos y uso intensivo de drones que han marcado el 80% de las misiones de combate, según informó el ministro de Defensa ruso, Andrey Belusov. En una reunión sobre el desarrollo de armamento, Belusov destacó que la efectividad de la operación depende en gran medida del pilotaje de estos dispositivos, que se han convertido en protagonistas del conflicto.

Mientras tanto, Ucrania también ha intensificado sus ataques. Drones ucranianos alcanzaron nuevamente la planta petroquímica Gazprom Salabat, una de las más importantes de Rusia, provocando un incendio en sus instalaciones. Este fue el segundo ataque en la última semana contra la planta, según confirmaron autoridades locales y el Estado Mayor ucraniano. Los servicios de emergencia rusos trabajaron para controlar el fuego.

El presidente ucraniano, Volodímir Selenski, advirtió ante la ONU que la pertenencia a la OTAN no garantizaría la seguridad de su país frente a la ofensiva rusa. Durante su intervención, también elogió al expresidente estadounidense Donald Trump, quien recientemente afirmó que Kiev podría recuperar todo el territorio perdido ante Moscú, calificando a Rusia de “tigre de papel” debido a su debilitada economía tras más de tres años de conflicto y sanciones occidentales.

Desde Moscú, el Kremlin reafirmó su compromiso de mantener la ofensiva militar a gran escala iniciada en febrero de 2022, con el argumento de garantizar los intereses estratégicos de Rusia. El portavoz Dmitri Peskov declaró que las operaciones continúan “para alcanzar los objetivos establecidos por el presidente desde el inicio” del conflicto.

Analistas internacionales advierten que la intensificación de los ataques y la proliferación del uso de drones podrían aumentar la tensión global y complicar cualquier intento de mediación diplomática. La comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos, temiendo que el conflicto pueda desestabilizar aún más la región y extender sus efectos a nivel mundial.