En un contundente y emotivo discurso, la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, rompió el silencio este viernes y dejó ver la creciente fractura entre ella y el presidente Gustavo Petro, con quien llegó al poder en 2022 bajo una fórmula que prometía inclusión, cambio y justicia social.

Durante un acto en la ciudad de Cali con motivo del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas Afrodescendientes, Márquez alzó la voz y habló no solo desde su rol político, sino desde su identidad.

“Hoy no vengo a hablar solo de mí. Vengo a hablar desde un cuerpo afrodescendiente, un cuerpo de mujer negra que ha sido celebrado, instrumentalizado, desgastado y desechado”, afirmó.

En su intervención, la vicepresidenta hizo un repaso por el desgaste vivido desde que comenzó su gestión, afirmando que su figura pasó de ser exaltada a marginada dentro del gobierno:

“Durante la campaña fui la cara de la esperanza, la mujer afrodescendiente que traía el eco de los ríos, de las casas humildes, de los saberes populares. Pero pronto pasé de ser el fenómeno político, la heroína, a ser la traidora”.

Las declaraciones llegan en medio de crecientes tensiones dentro del Ejecutivo, donde sectores afines al petrismo han cuestionado abiertamente a Márquez por sus diferencias con algunas decisiones de gobierno y por mantener una agenda propia en temas de igualdad, medio ambiente y derechos étnicos.

Aunque Francia Márquez y Gustavo Petro llegaron al poder como una fórmula histórica —la primera en incluir a una mujer afrodescendiente en la vicepresidencia—, el distanciamiento entre ambos ha sido evidente. En los últimos meses, Márquez ha tenido una presencia más simbólica que ejecutiva, mientras que su rol en decisiones clave del gobierno ha sido cada vez más limitado.

Analistas políticos ven en este discurso una señal clara de que la vicepresidenta está redefiniendo su lugar en el escenario político colombiano, quizás incluso con la vista puesta en un futuro proyecto propio, separado del petrismo.