En una emotiva y muy dominicana encuesta realizada a cantantes y artistas del país, la mayoría coincidió en una confesión que muchos llevan con orgullo (y un poco de picazón): sí, les dieron su buena pela cuando eran niños. Más que una anécdota dolorosa, estos recuerdos sirvieron para reflexionar sobre la disciplina, la formación familiar y el amor paternal.
Algunos artistas agradecieron sin tapujos aquellas correcciones a la antigua: “Todavía me duelen, pero gracias, papá, porque eso me puso en línea”, dijo uno entre risas. Otro comentó que “los psicólogos dicen que no, pero el dominicano sabe que si no se les da su pelita, se cría un delincuente”. Varios recordaron con cariño que sus padres eran estrictos, pero justos, y que esas correcciones venían acompañadas de mucho amor.
También hubo quienes compartieron métodos alternativos: “Mi mamá no me daba pela, me agarraba por la cola del pelo y ahí estaba yo presa”, relató una artista. Otros destacaron la figura de padrinos o abuelos como su principal influencia, e incluso uno agradeció a su madre por usar la mirada como cinturón invisible: “Nada más me miraba, y ya yo sabía lo que tenía que hacer”.
Al final, más allá del debate sobre la pela o no, todos coincidieron en lo esencial: el cariño, la presencia y el ejemplo de sus padres. Muchos artistas definieron a sus progenitores como su motor, su sueño y su orgullo, dejando claro que, con o sin correazo, la huella del amor paterno permanece como la más firme de todas.