Un año después de la tragedia que conmocionó al país, Radhamés Melo, viudo de Génesis Lugo y padre de su hija, ha hablado por primera vez en el programa “Esta Noche Mariasela” tras la condena de Omaira, la familiar acusada de abuso sexual agravado contra su pequeña. Su testimonio revela una dolorosa cadena de eventos que, según él, pudieron haberse evitado si las autoridades y la propia familia hubieran actuado a tiempo.

Radhamés Melo describió su matrimonio con Génesis Lugo como una relación “normal y alegre”, con planes de futuro y el deseo de superación de su esposa, quien estudiaba odontología. Sin embargo, la vida de esta familia se vio truncada cuando su hija comenzó a mostrar conductas inusuales. Tras un mes de indagaciones y frustraciones, Génesis descubrió a través de una conversación telefónica que su tía, Omaira, había abusado sexualmente de la niña.

Este descubrimiento no solo devastó a la familia, sino que también desenterró un trauma oculto: Génesis confesó a Radhamés que ella misma había sido víctima de abuso por parte de Omaira cuando era niña. Esta revelación, sumada a la decepción por la falta de apoyo de su propia familia ante la denuncia, sumió a Génesis en una profunda depresión.

El Fracaso del Sistema: Una búsqueda de ayuda sin respuesta

Ante el deterioro de la salud mental de su esposa, Radhamés intentó buscar ayuda en varios centros de salud mental. Su peregrinaje lo llevó al hospital Ney Arias Lora, donde supuestamente un guardia le negó la entrada argumentando que no había psicólogos ni psiquiatras. Posteriormente, en el Moscoso Puello, los psiquiatras se negaron a atender a Génesis porque “no hablaba”, a pesar de sus evidentes signos de crisis. Radhamés lamenta profundamente que si su esposa hubiera sido internada y atendida correctamente, la tragedia podría haberse evitado.

La inacción y la falta de empatía del sistema de salud fueron, según Radhamés, un factor determinante en el fatal desenlace. Además, denunció el maltrato de la policía tras el suicidio de Génesis, ya que fue interrogado de manera agresiva y acusado de haber empujado a su esposa e hija, impidiéndole ver a su pequeña en el hospital.

Omaira fue condenada a 10 años de cárcel, la pena máxima para el delito de agresión sexual simple. Sin embargo, Radhamés y su abogado consideran apelar la sentencia, ya que argumentan que, al tratarse de un incesto, el código penal contempla una pena de hasta 15 años. Para Radhamés, la lucha por la justicia no ha terminado.

Un mensaje para la sociedad

Radhamés Melo compartió su dolorosa historia con la esperanza de que sirva como “un mensaje, un ejemplo para poder ver, diagnosticar y en casos evitar que a otras personas les suceda lo mismo”. Hizo un llamado a mejorar el sistema de atención de salud mental, a capacitar al personal para identificar y tratar a pacientes deprimidos, a que la policía no prejuzgue ni maltrate a los afectados, y a que las familias escuchen a los niños y denuncien el abuso, sin importar quién lo haya cometido.