Las autoridades españolas, en coordinación con la DEA estadounidense y agentes de Países Bajos, desmantelaron una estructura operativa del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que funcionaba en una nave industrial y que servía como centro logístico de esta poderosa organización criminal mexicana en Europa. El allanamiento, ejecutado tras derribar una puerta e irrumpir con fuerza, permitió la detención de 20 personas, entre ellas mexicanos, colombianos, españoles e incluso un miembro de la mafia italiana.

Durante el operativo, las autoridades incautaron casi dos toneladas de cocaína, además de 800 libras de anfetaminas ocultas dentro de maquinaria pesada. La droga estaba empaquetada con distintivos inusuales: caricaturas, personajes de ficción y símbolos nunca antes vistos, utilizados como “marcas” exclusivas para identificar los cargamentos del CJNG. También fueron confiscados 275,000 euros en efectivo, criptomonedas valoradas en 15,000 dólares, tres armas cortas, 15 vehículos y 14 kilos de plata.

Investigadores explicaron que Europa se ha convertido en un punto estratégico para la distribución internacional de drogas del cártel. La mercancía, que provenía originalmente de Costa Rica, utilizaba España como puerta de entrada para su posterior traslado a otros países europeos. El operativo reveló la sofisticación y alcance del CJNG, considerado por analistas como uno de los grupos criminales más violentos y poderosos de México.

Esta acción policial se desarrolló tras dos meses de seguimiento constante, en un esfuerzo por frenar la expansión del cártel en territorio europeo. Mientras tanto, en México, la violencia atribuida al CJNG continúa dejando a miles de personas desplazadas, víctimas silenciosas del miedo y del poder del crimen organizado en ambos continentes.

Las autoridades españolas señalaron que esta operación marca uno de los golpes más contundentes contra la presencia del CJNG en Europa, una región donde el cártel ha intentado expandir su red de distribución aprovechando los puertos y la infraestructura logística del continente. La colaboración internacional —especialmente con la DEA— fue clave para rastrear los movimientos del grupo, identificar sus rutas y desarticular la nave industrial que funcionaba como su centro de control y almacenamiento.

Expertos en seguridad advierten que, aunque este operativo representa un avance importante, el CJNG continúa operando con una estructura descentralizada y altamente adaptable, lo que podría facilitar la creación de nuevas células en otros países europeos. Sin embargo, el material incautado, las detenciones y la información recuperada durante el registro podrían abrir nuevas líneas de investigación que permitan asestar más golpes a sus operaciones transnacionales.