Pelotero Dominicano de Millonario a la Miseria
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La historia de Juan Domínguez, quien a finales de los años 90 fue perfilado como una de las promesas dominicanas del béisbol profesional, se ha convertido en un reflejo de los riesgos que enfrentan los jóvenes atletas. Firmado a los 16 años para ingresar al sistema de Grandes Ligas, tuvo participaciones destacadas con los Rangers de Texas y Oakland, registrando récords en ligas menores y ganando reconocimiento como novato del año. Sin embargo, una lesión en la pierna izquierda en 2005 y la muerte de su madre marcaron el inicio de una caída abrupta.

Tras apenas dos temporadas en la élite y un contrato de $345,000, Domínguez regresó al país para someterse a rehabilitación, pero su carrera no volvió a levantarse. Problemas personales, falta de preparación mental y el peso de las expectativas familiares aceleraron su deterioro. Hoy, el exlanzador reside en Esperanza, Mao, en condiciones precarias, mientras allegados y expertos piden ayuda urgente para su recuperación.

Amigos y familiares lamentan la situación, calificándola como un ejemplo de cómo la falta de apoyo emocional y financiero puede derribar a un atleta. “No es un caso único, pero es un llamado de alerta para preparar mejor a nuestros peloteros”, señalaron cronistas deportivos que instan a las Grandes Ligas y a instituciones locales a intervenir. La historia de Domínguez no solo cuenta el derrumbe de un talento, sino la urgencia de un sistema que proteja a quienes alcanzan el sueño de llegar al béisbol profesional.