En una audiencia que prometía ser determinante en el caso del Mimilazo, el caos se apoderó de la sala cuando las víctimas del escándalo de corrupción se negaron a aceptar su expulsión del proceso. El comunicador Martínez Pozo fue un testigo clave de los acontecimientos y compartió su análisis sobre la situación.
“Lo que ocurrió ayer fue una audiencia totalmente incidentada, donde se presentaron los acuerdos de impunidad alcanzados entre el Ministerio Público y ciertos actores principales del caso, quienes, a cambio de testificar, fueron excluidos de la acusación”, explicó Pozo.
El conflicto empezó cuando el Ministerio Público, al decidir no acusar a varios de estos individuos, también procedió a expulsar a las víctimas, que inicialmente habían sido presentadas como tales. “El Ministerio Público determinó que estas víctimas, en su mayoría personas con discapacidades y mayores, ya no podían considerarse como tales, alegando que la única víctima era el Estado”, continuó Pozo.
El auditorio se tornó tenso cuando las víctimas, que habían sido traídas al proceso por el propio Ministerio Público, se manifestaron en contra de su exclusión. “No puede ser que el Estado nos haya traído aquí y ahora nos diga que no somos víctimas. Esto es un absurdo”, argumentaron algunos de los afectados.
El ambiente se volvió tan hostil que se decidió suspender la audiencia, que fue reprogramada para el próximo 22 de agosto. “La situación desbordó al tribunal, y la indignación de las víctimas era palpable. Se sienten despojadas de su voz y de su derecho a la justicia”, añadió Pozo.
El comunicador también destacó la grave implicación de estas decisiones: “Este caso no solo revela fallas en el sistema de justicia, sino que también pone de relieve la necesidad de que se escuchen y reconozcan los derechos de todas las víctimas, no solo las del Estado”.
Con la audiencia suspendida y un clima de incertidumbre, el caso del Mimilazo sigue siendo un punto crítico en la discusión sobre justicia y derechos humanos en el país. Las víctimas esperan que su lucha no caiga en el olvido y que, a pesar de los obstáculos, puedan finalmente ver reconocidos sus derechos y recibir la justicia que merecen.