San Juan de la Maguana. – Miembros de la Dirección de Inteligencia Delictiva de la Subdirección Regional Oeste arrestaron a un hombre que se encontraba prófugo desde el año 2017, acusado de participar en el asesinato de una pareja de esposos en el municipio Santo Domingo Este.

El detenido fue identificado como Chichi de Oleo Arias, alias “El Guardia”, quien fue apresado mediante un allanamiento realizado en su vivienda, ubicada en la sección Pal Grande del municipio El Cercado. De acuerdo con el informe policial, el individuo era buscado desde el 20 de enero de 2017 por su presunta implicación en la muerte de Héctor Rafael Arias Adames y Gisele Madeline Encarnación, ocurrida en el sector Brisas del Este.

Durante el operativo, las autoridades ocuparon tres armas de fuego de fabricación casera, conocidas como “chilenas”, varios cartuchos para escopeta calibre 12, cápsulas y casquillos calibre 9 milímetros, así como tres gorras de la Policía Nacional con distintos rangos y varias armas blancas.

El arrestado fue puesto a disposición del Ministerio Público, mientras continúan las investigaciones para determinar si las armas incautadas fueron utilizadas en otros hechos delictivos en la región.

Violencia en RD

La República Dominicana enfrenta actualmente diversas manifestaciones de violencia que afectan profundamente su tejido social. Entre ellas destacan la violencia de género, que continúa cobrando vidas de mujeres a manos de sus parejas o exparejas, y la violencia delictiva, reflejada en los frecuentes asaltos, homicidios y conflictos armados en las calles. Estas situaciones generan temor e incertidumbre en la población, mientras las familias de las víctimas claman por justicia y mayor acción de las autoridades.

A esto se suma la violencia intrafamiliar y juvenil, impulsada muchas veces por la falta de oportunidades, la desigualdad social y el deterioro de los valores en el hogar. También preocupa la violencia institucional, visible en abusos policiales, corrupción y falta de respuesta efectiva ante los delitos. Cada una de estas expresiones no solo deja víctimas directas, sino que también erosiona la confianza ciudadana y pone a prueba la capacidad del país para construir una cultura de respeto, convivencia y paz.