La madrugada de ayer la Policía informó la captura de Brayan Peter Félix Paulino, señalado como presunto brazo operativo de la banda vinculada a John Percival Matos. El arresto, ejecutado tras un amplio operativo en Pedro Brand y anunciado por el vocero oficial, reavivó interrogantes sobre la capacidad investigativa y la coordinación entre los distintos cuerpos de seguridad. Vecinos relataron tensión y un despliegue masivo que concluyó sin intercambio de disparos pero con varias puertas derribadas y una mujer detenida.

Periodistas e intelectuales aprovecharon la detención para criticar la ausencia de una política criminal coherente y exigir transparencia: cómo se gestó la persecución por qué no hubo información preventiva y si existieron filtraciones desde dentro de las instituciones. En la opinión pública crece la inquietud sobre la posible connivencia de funcionarios y la necesidad de depurar responsabilidades administrativas y penales si se comprueban fallas.

El caso, además, volvió a poner sobre la mesa la urgencia de reformas estructurales en seguridad ciudadana: controles más rigurosos en fuerzas y servicios de inteligencia protocolos claros para operativos y mecanismos efectivos de rendición de cuentas. Sin respuestas creíbles, la captura de Félix puede quedar como un hito puntual sin resolver las causas profundas que permitieron la expansión de bandas armadas.