La Secretaria de Justicia de Estados Unidos enfrentó una intensa sesión en el Senado, negándose a responder varias preguntas sobre temas sensibles, incluyendo la legalidad del despliegue de la Guardia Nacional en distintas ciudades y posibles presiones para acusar criminalmente al exdirector del FBI, James Comey. Su negativa generó frustración entre senadores demócratas, que acusaron al Departamento de Justicia de politizarse bajo su gestión.
Durante la audiencia, la funcionaria rechazó dar detalles sobre el uso de agentes federales en operaciones de inmigración y sobre si existía presión política para actuar contra figuras de la administración anterior. Los republicanos, por su parte, defendieron su gestión, destacando los logros alcanzados en el cumplimiento de la ley.
El caso de Jeffrey Epstein también fue foco de tensión, cuando la secretaria negó la existencia de una lista de clientes vinculados al polémico empresario y afirmó que no era necesario hacer pública información relacionada con ese caso en el Capitolio, generando críticas de quienes exigían transparencia en el manejo de investigaciones sensibles.
La sesión en el Senado evidenció la polarización que rodea al Departamento de Justicia, con constantes interrupciones y ataques personales entre legisladores y la funcionaria. Varios senadores demócratas intentaron profundizar en asuntos relacionados con posibles irregularidades, pero se encontraron con respuestas evasivas o negativas, lo que elevó la tensión en la sala.
Expertos en derecho señalan que la negativa de la secretaria a responder puede afectar la percepción pública sobre la imparcialidad del Departamento de Justicia, alimentando la idea de que ciertos procedimientos y decisiones podrían estar influenciados por intereses políticos. La audiencia se convirtió en un escenario de confrontación entre la necesidad de transparencia y la defensa de la autonomía institucional.
Analistas también destacaron que estos eventos podrían tener repercusiones en la agenda legislativa del Congreso, ya que los senadores que buscan reformas en la supervisión del Departamento de Justicia podrían usar la sesión como argumento para exigir mayor control y rendición de cuentas de los funcionarios de alto nivel. La tensión política se mantiene mientras se esperan próximos debates y audiencias sobre temas delicados.