La importancia del orgasmo vaginal estaba tan arraigada en el discurso de la salud en el s. XX que la incapacidad para alcanzarlo a través de la relación sexual penetrante heterosexual se identificó como parte de una condición diagnosticable en el MDE III (un libro de diagnóstico psicológico y psiquiátrico).
Aunque hoy en día la mayor parte de los profesionales de la salud no consideran que la incapacidad para alcanzar el orgasmo a través del sexo penetrante sea un problema (a menos que sus pacientes expresen esta preocupación), muchas personas creen que el orgasmo es una condición de una relación sexual feliz, plena y/o satisfactoria. Algunas personas también sienten que los orgasmos deberían estar restringidos al sexo, en lugar de experimentarlos durante la masturbación. Los orgasmos son geniales, pero sentir presión para tener un orgasmo, o un orgasmo en particular, en un momento específico, puede hacer que el sexo sea estresante y desagradable.