En un campo de fútbol americano en Apopka, un altercado entre compañeros del mismo equipo tomó un giro trágico cuando un niño de 11 años, tras un enfrentamiento, se dirigió al estacionamiento. Allí, en el vehículo de su madre, tomó una pistola con la que disparó a dos menores, supuestos agresores, según testigos. La policía respondió rápidamente al complejo deportivo North West alrededor de las ocho y media de la noche del lunes.
Las víctimas, ambos de 13 años, resultaron heridas por disparos. Uno de ellos fue alcanzado en el brazo y ya fue dado de alta del hospital, mientras que el otro se encuentra en estado estable. El niño de 11 años, señalado como “El Pistolero”, fue arrestado y enfrenta cargos por intento de asesinato en segundo grado.
Según relatos de testigos, la pelea entre los tres menores se desencadenó por burlas y golpes previos. El sospechoso, sintiéndose acosado, decidió tomar la pistola del carro de su madre y tomar represalias. El pastor Kelvin, que considera el parque de Apopka como un lugar seguro para la práctica deportiva, lamenta que un conflicto tan trivial haya resultado en violencia entre jóvenes.
La policía reveló que el arma utilizada pertenecía a la madre del niño y estaba legalmente registrada. Aunque la caja que la almacenaba no tenía llave, se espera que se establezcan acusaciones contra el dueño del arma. La madre declaró que vio a su hijo entrar al vehículo, pero no se percató de que tomó el arma debajo del asiento del copiloto. La tragedia resalta la necesidad de abordar la seguridad y la tenencia responsable de armas, especialmente en entornos donde participan menores.