Doha, Catar — El presidente Donald Trump fue recibido esta mañana por el emir de Catar, Tamim bin Hamad Al Thani, al aterrizar en Doha como parte de su gira por Medio Oriente. La visita forma parte de su segunda jornada por la región del Golfo y ha generado tanto expectativas como controversias, especialmente en Estados Unidos.

Nuestra corresponsal Eva Monterrey informa que Trump llegó a Catar tras una agenda agitada que incluyó una reunión en Riad con el nuevo presidente de Siria, Amer Alzara, quien asumió el poder tras la caída de Bashar Al Assad en 2024. En dicho encuentro, Trump anunció el levantamiento de las sanciones económicas a Siria, buscando reanudar relaciones diplomáticas y abrir oportunidades de inversión.

Ya en Doha, se espera que el gobierno catarí anuncie inversiones millonarias en suelo estadounidense. Sin embargo, la visita también ha estado marcada por polémica: ha trascendido que la familia real de Catar desea obsequiar al presidente Trump un avión de lujo, gesto que ha generado críticas en el ámbito político estadounidense.

Después de Catar, Trump tiene previsto viajar a Abu Dhabi para sostener reuniones con los líderes de los Emiratos Árabes Unidos. Aunque su regreso a Washington está programado para los próximos días, existe la posibilidad de que haga una escala en Turquía, donde podría darse una esperada reunión entre los presidentes de Rusia y Ucrania, Vladimir Putin y Volodimir Zelenski.

La presencia de Trump en Catar forma parte de una estrategia más amplia para reforzar la influencia estadounidense en la región y reposicionar a Washington como un actor clave en los asuntos del Golfo. Según analistas, el levantamiento de sanciones a Siria y los acuerdos económicos en curso apuntan a consolidar nuevas alianzas políticas tras años de tensiones y conflictos. En este contexto, Catar juega un papel central como socio estratégico y financiero.

No obstante, el viaje no ha estado exento de críticas. Legisladores en Washington han cuestionado la transparencia de los acuerdos anunciados y advierten sobre posibles conflictos de interés, especialmente por los regalos personales ofrecidos al presidente. A pesar de ello, la Casa Blanca insiste en que la gira representa un paso importante hacia la estabilidad regional y la apertura de nuevos mercados para empresas estadounidenses.