Las intensas lluvias y las consecuentes inundaciones no fueron suficientes para detener a miles de empleados del sector privado, motoristas y otros trabajadores que este jueves desafiaron el caos vehicular y las calles anegadas para asistir a sus puestos de trabajo.

La realidad, según los testimonios recogidos, es que el compromiso laboral y la necesidad económica se impusieron sobre la alerta meteorológica.

“Tenemos que hacerlo Obligado para no hacer lo Malo”

Para la mayoría de los consultados, trabajar no es una elección, sino una obligación impuesta por la necesidad de sobrevivir. “Trabaja obligado, si no nos botan”, expresó un empleado del sector privado.

El sentir común entre quienes se desplazaban entre el tráfico caótico era la resignación ante la dureza de la situación, tal como lo resumió un trabajador: “Tenemos dos opciones: quejarnos o seguir adelante. Yo decidí seguir adelante”.

Los motoristas, cuya jornada depende directamente del clima, confirmaron esta cruda realidad. Uno de ellos declaró que tienen que “mojarse y hacer de todo” porque “la situación está dura”.

La travesía para movilizarse en sectores afectados se convirtió en una odisea, pero los trabajadores indicaron que el sustento diario y la responsabilidad familiar se imponen sobre la tormenta, obligándolos a tener una “mentalidad” de afrontar las condiciones adversas.