Lo que inició como una forma divertida de capturar momentos cotidianos se ha transformado en una práctica de alto riesgo. El fenómeno de los selfies alcanzó su cúspide en 2014 tras el icónico autorretrato de Ellen DeGeneres en los Premios Oscar, pero su popularidad también ha desencadenado consecuencias fatales. Desde caídas en acantilados hasta descargas eléctricas, al menos 12 personas murieron en 2015 por tomarse selfies extremos en situaciones peligrosas.

Casos como el del español David González, fallecido durante una corrida de toros, o el de Anna Urso, electrocutada al subir al techo de un tren, reflejan la gravedad de esta tendencia. Rusia, uno de los países más afectados, lanzó una campaña para advertir sobre los riesgos: señales de advertencia con frases como “Ni un millón de likes vale tu vida” intentan detener la ola. En República Dominicana ya se han registrado accidentes vinculados al fenómeno, aunque no muertes.

El auge de los selfies extremos continúa ganando fuerza y adeptos. Expertos advierten sobre el efecto viral que esto podría generar en jóvenes dominicanos, motivándolos a replicar estas acciones peligrosas. La prevención es urgente: ninguna imagen vale más que la vida misma.