Un estudio científico de largo plazo realizado a casi 3,000 personas durante una década ha revelado hallazgos prometedores en la lucha contra el alzhéimer. La investigación sugiere que una combinación de dieta saludable, ejercicios de entrenamiento cerebral y actividad física regular puede retrasar significativamente la pérdida de memoria y el deterioro cognitivo, especialmente en personas con riesgo genético de desarrollar la enfermedad.
Según los resultados, los participantes que incorporaron caminatas frecuentes a su rutina mostraron mejoras notables en su función cognitiva. En concreto, las mujeres aumentaron su rendimiento en un 8.5%, mientras que en los hombres la cifra alcanzó un 12%.
Estos hallazgos refuerzan la importancia de adoptar hábitos de vida saludables como estrategia preventiva frente al alzhéimer, brindando una luz de esperanza tanto a pacientes como a sus familias.
El estudio también destaca que no se trata solo de caminar, sino de mantener una rutina constante que incluya actividades que estimulen la mente, como ejercicios de memoria, resolución de problemas y aprendizaje de nuevas habilidades. La combinación de estos factores, sumada a una alimentación balanceada rica en antioxidantes y nutrientes esenciales, parece ser clave para conservar la salud cerebral.
Además, los investigadores subrayan que el impacto positivo es mayor cuando estos hábitos se adoptan desde edades tempranas o medias, antes de que aparezcan síntomas graves. Esto sugiere que la prevención es posible y que no solo se puede ralentizar el avance, sino también mejorar la calidad de vida de quienes están en riesgo.
Finalmente, expertos llaman a las autoridades de salud y a la sociedad en general a promover programas de educación y actividades comunitarias que faciliten la incorporación de estos hábitos saludables, con el objetivo de reducir la incidencia del alzhéimer a largo plazo y aliviar el impacto social y económico que esta enfermedad representa.
Además, el estudio abre la puerta a futuras investigaciones que puedan identificar con mayor precisión qué tipos de ejercicios mentales y rutinas físicas son los más efectivos para cada grupo de edad y perfil genético, lo que permitirá diseñar tratamientos personalizados y estrategias preventivas más eficaces contra el alzhéimer.