Santo Domingo, R.D. – En un esfuerzo por recuperar el control de zonas de alta peligrosidad en el Distrito Nacional, agentes de la Policía Nacional, adscritos a la Dirección Central de Investigación (DICRIM), intensificaron este domingo las operaciones en el sector “La 42” de Capotillo.
Durante el despliegue, se desmantelaron varios puntos de venta de drogas, se ocuparon cámaras de vigilancia utilizadas por bandas criminales para monitorear la presencia de las autoridades y se arrestó a un número no precisado de individuos vinculados a actividades ilícitas.
La intervención contó con el respaldo de unidades tácticas del Ministerio Público, la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), el Ejército y otros organismos de seguridad, en el marco de un plan nacional orientado a reducir la incidencia delictiva.
Las autoridades informaron que los detenidos fueron trasladados al destacamento local para fines de depuración. Asimismo, se realizó un recorrido de supervisión encabezado por el viceministro de Convivencia Ciudadana, Antonio Palma Larancuent, junto al director regional central del Distrito, coronel Gabriel de los Santos García, y el vocero policial, coronel Diego Pesqueira. Durante la visita, se explicó que estas intervenciones buscan no solo neutralizar la venta de drogas, sino también mejorar la percepción de seguridad y garantizar la convivencia pacífica en sectores priorizados.
“La 42”
“La 42” es una zona del sector Capotillo, en el Distrito Nacional de República Dominicana, conocida por su densidad poblacional y altos niveles de actividad comercial y cultural. Sin embargo, también ha ganado notoriedad por la presencia de bandas delictivas, tráfico de drogas y otros problemas de seguridad que han llevado a las autoridades a realizar constantes operativos policiales en la zona.
A pesar de sus desafíos, “La 42” es vista por muchos de sus residentes como un espacio de resistencia social y expresión urbana, donde florecen géneros como el dembow y el rap. En los últimos años, ha sido objeto de atención mediática tanto por su violencia como por su dinamismo cultural, convirtiéndose en un símbolo complejo del contraste entre marginación y creatividad en los barrios populares del país.