Coca-Cola anunció que producirá una variante de su bebida emblemática endulzada con azúcar de caña, cumpliendo la sugerencia del presidente Donald Trump. Actualmente, la mayoría de la Coca-Cola en Estados Unidos utiliza jarabe de maíz como endulzante, pero esta nueva versión buscará recuperar el sabor tradicional, similar al de la Coca-Cola mexicana y europea, que emplean azúcar de caña.

El cambio implica un reto, pues solo tres estados (Texas, Florida y Luisiana) producen cerca de 4 millones de toneladas de azúcar de caña, insuficiente para cubrir las 12,5 millones de toneladas que se consumen anualmente en el país. Por ello, Coca-Cola tendrá que aumentar las importaciones de azúcar desde Brasil y México, países que enfrentan aranceles impuestos por la actual administración estadounidense.

Esta decisión ha generado inquietud en la industria del jarabe de maíz, que advierte sobre la pérdida de miles de empleos y una caída en los ingresos agrícolas, sin que exista un beneficio nutricional claro, ya que expertos coinciden en que el impacto para la salud es similar entre ambos endulzantes.

Para los consumidores, el sabor será el principal factor, y muchos celebran la medida como un regreso al sabor original. Por su parte, la empresa defiende el cambio como parte de la iniciativa “Make America Healthy Again”, aunque subraya que no hay evidencia científica que indique que el azúcar de caña sea más saludable que el jarabe de maíz.

La producción de esta nueva variante comenzará en los próximos meses y se espera que esté disponible en todo el país a finales de año. Coca-Cola busca aprovechar el creciente interés de los consumidores por productos con ingredientes más naturales, mientras enfrenta la presión de mantener costos competitivos y navegar las tensiones comerciales que afectan la importación de azúcar. La compañía asegura que este movimiento también responde a la demanda de quienes prefieren un sabor más auténtico, aunque seguirá ofreciendo su fórmula tradicional con jarabe de maíz para quienes la prefieran.