El primer Consejo de Ministros televisado del Gobierno de Gustavo Petro ha desatado una ola de críticas debido a los múltiples enfrentamientos entre altos funcionarios. Durante la transmisión, se evidenciaron fracturas internas, acusaciones mutuas y reproches contra el propio presidente. Uno de los momentos más tensos ocurrió cuando la canciller Laura Sarabia acusó al director del Departamento de Prosperidad Social (DPS) de no atender la llegada de deportados desde Panamá, provocando la intervención de Gustavo Bolívar, quien la desmintió en vivo. Petro tuvo que intervenir para calmar la situación y restablecer el orden.

Otro episodio polémico surgió cuando Sarabia corrigió al presidente sobre el cierre de la agencia estadounidense USAID, lo que generó un cruce de palabras entre ambos. Además, la ministra de Igualdad, Francia Márquez, criticó el nombramiento de Armando Benedetti, señalando que su historial afectaba la credibilidad del Gobierno. La tensión aumentó cuando el ministro de Educación, Daniel Rojas, solicitó a Petro que le prestara atención durante su intervención, evidenciando la falta de coordinación dentro del gabinete.

El jefe de despacho, Armando Benedetti, también protagonizó un momento incómodo al ser captado con el micrófono abierto, afirmando en tono de broma que el Consejo de Ministros había sido “dañado” por las discusiones. Asimismo, el director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Augusto Rodríguez, cuestionó la designación de Benedetti, recordando sus vínculos con escándalos previos y la filtración de audios comprometedores. Petro, al notar la confrontación generalizada, lamentó que la reunión, en lugar de mostrar un ejercicio democrático, se hubiera convertido en una pelea pública.

Las tensiones continuaron con la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, quien expresó su rechazo a compartir el gabinete con Benedetti por considerarlo contrario a los principios del Gobierno. Francia Márquez también denunció supuestas actitudes irrespetuosas de Laura Sarabia hacia ella, lo que sumó más fricción al encuentro. En medio de este escenario de división, el presidente Petro enfrenta no solo el desafío de mantener la unidad en su equipo, sino también posibles consecuencias legales, ya que algunos sectores han advertido sobre una demanda por revelar información de carácter confidencial.