Las últimas palabras de Griselda Osuna, “suéltame, quítate”, retumbaron con desesperación la tarde del miércoles 23 de julio, cuando Jean Andrés Pumarol Fernández, de 30 años, presuntamente inició una serie de ataques violentos con cuchillos en medio de una crisis psicótica en un condominio del sector Naco. El saldo: una persona muerta, cinco heridos y una comunidad conmocionada.
Según la solicitud de medida de coerción presentada por la Fiscalía del Distrito Nacional, los hechos comenzaron alrededor de las 4:30 p.m. cuando Pumarol tomó dos cuchillos de la cocina y agredió a la doméstica de la familia. Al percatarse de los gritos, su padre, Guillermo Pumarol, intentó detenerlo, logrando que la mujer escapara, pero resultando herido en el intento. Guillermo logró llegar hasta el lobby del edificio, donde pidió auxilio a la Policía y a los bomberos.
Cuando los agentes subieron al apartamento, el joven se había atrincherado en la vivienda de Yolanda Jandal, a quien presuntamente había asesinado, al igual que a su mascota. En su huida, Pumarol habría seguido atacando puerta por puerta, hiriendo a tres personas más. Su última víctima fue Francisco Tezzano, quien fue encontrado por dos policías mientras era agredido. Finalmente, Pumarol fue reducido con un taser y arrestado en flagrante delito.
Su padre declaró que el joven padece esquizofrenia paranoide, diagnosticada hace una década, y que era la primera vez que actuaba de forma violenta. La Fiscalía acusa a Jean Andrés de homicidio voluntario, tentativa de homicidio, violencia agravada y uso de armas blancas. El conocimiento de la medida de coerción fue aplazado dos veces y se espera sea conocido este lunes.
“Él no puede estar en la calle, porque ya es un peligro comprobado”, advirtió un representante del Ministerio Público. La tragedia ha reabierto el debate sobre los protocolos de tratamiento y seguimiento de personas con condiciones psiquiátricas graves en el país.