Durante la toma de posesión del expresidente estadounidense Donald Trump, un detalle captó la atención mundial y generó intensas especulaciones en las redes sociales. Mientras Trump, acompañado de su esposa Melania y su hijo Barron, caminaba por la avenida Pensilvania rumbo a la Casa Blanca, uno de los miembros del Servicio Secreto se robó inesperadamente el protagonismo. Su comportamiento inusual, especialmente la rigidez extrema de sus manos, desató teorías y comentarios que rápidamente se viralizaron.
Usuarios y expertos en seguridad militar analizaron videos y fotografías del momento, concluyendo que el agente podría haber estado utilizando brazos falsos para camuflar un arma lista para ser usada en caso de emergencia. Según estas conjeturas, sus manos reales permanecían ocultas bajo el abrigo, sosteniendo un fusil compacto del tipo FN P90, preparado para actuar ante cualquier amenaza durante la histórica ceremonia.
Aunque el Servicio Secreto no emitió declaraciones oficiales sobre el incidente, las imágenes avivaron el debate sobre los métodos de seguridad empleados durante eventos presidenciales de alto riesgo. La toma de posesión de Trump no solo marcó el inicio de una nueva era política en Estados Unidos, sino también una de las escenas más comentadas en la historia moderna por su mezcla de solemnidad, tensión y misterio.