El béisbol vuelve a sacudirse con un nuevo escándalo que amenaza con dejar una marca histórica. Dos peloteros dominicanos están siendo investigados por el FBI en un caso de apuestas ilegales que ha estremecido al deporte profesional estadounidense y reavivado el debate sobre la relación entre el juego limpio y el negocio multimillonario de las apuestas deportivas.

Según fuentes ligadas a la investigación, los jugadores —identificados extraoficialmente como Ortiz y Manuel Cláer— habrían participado en una red de apuestas que involucra familias mafiosas sicilianas y plataformas digitales de gran alcance. Se les acusa de proveer información privilegiada y de manipular resultados específicos, como lanzamientos o actuaciones puntuales, para favorecer apuestas de alto valor económico. Uno de los implicados habría pagado una fianza de medio millón de dólares para obtener su libertad provisional, mientras el otro se mantiene prófugo de las autoridades estadounidenses.

El caso, descrito como “extremadamente delicado”, se diferencia de los escándalos clásicos de dopaje o consumo de sustancias, ya que apunta directamente a la integridad del deporte. “Esto va más allá del rendimiento físico; se trata de manipulación de resultados en beneficio de redes criminales”, explicaron analistas deportivos, recordando casos emblemáticos como el de Pete Rose o los Medias Negras de 1919, que marcaron la historia del béisbol con la sombra de la corrupción.

La investigación del FBI no solo alcanza al béisbol, sino también al baloncesto profesional y al deporte colegial, donde ya se indaga a más de mil atletas por su posible conexión con casas de apuestas y corredores ilegales. Este nuevo escenario ha generado preocupación, pues las aplicaciones de apuestas deportivas, como FanDuel y DraftKings, se han convertido en patrocinadores oficiales de grandes ligas, creando una peligrosa línea entre el deporte y el negocio.

En el caso dominicano, las autoridades locales ya fueron notificadas, y el Ministerio de Deportes ha expresado su rechazo a que los implicados participen en torneos nacionales o internacionales. “Quien esté bajo investigación no puede representar al país ni participar en ligas organizadas”, afirmó una fuente oficial.

Este caso podría provocar una revisión profunda en las reglas del béisbol y en la regulación de las apuestas deportivas en Estados Unidos y América Latina, donde el fenómeno ha crecido sin control. El futuro de los peloteros dominicanos implicados —y posiblemente de otros atletas aún no señalados— pende ahora de un hilo, mientras el mundo del béisbol observa con atención uno de los escándalos más graves de su historia moderna.