SANTO DOMINGO.– La reciente renovación de la Dirección Política del Partido Fuerza del Pueblo ha desatado fuertes críticas dentro de la organización. La integración del ex secretario de las Fuerzas Armadas, José Miguel Soto Jiménez, y del exjefe de la Policía Nacional, Pedro de Jesús Candelier, generó descontento entre sectores de la militancia, quienes consideran que la decisión se tomó sin consultar a las bases del partido.

El periodista y dirigente Pedro Jiménez expresó su malestar en redes sociales, calificando los cambios como un acto arbitrario y anunciando que acudirá a la reflexión sobre su permanencia en la organización. Algunos miembros señalan que, siendo un partido joven, debería dar ejemplo en transparencia y participación interna, evitando decisiones centralizadas que afectan la confianza de sus miembros.

Entre los nuevos integrantes de la dirección destacan la excandidata a senadora Espayatomara Valerio, el exsecretario personal de Juan Bosch Diómedes Núñez, los exsenadores Manuel Wichardo Valverde y José Rafael Vargas, y el exdirigente provincial de La Romana, Enriquez Martínez. Las críticas reflejan las tensiones internas que podrían marcar la estabilidad y credibilidad del partido en los próximos meses.

Además del rechazo interno, varios militantes han señalado que estos cambios podrían afectar la percepción pública del partido como una opción política renovadora y transparente. Algunos temen que la incorporación de exfuncionarios de seguridad del pasado genere cuestionamientos sobre la independencia y los valores democráticos de la organización.

Analistas políticos advierten que la Fuerza del Pueblo debe manejar con cautela estas tensiones internas para no perder el apoyo de sus bases, sobre todo en un contexto electoral donde la imagen de unidad y coherencia resulta crucial. Señalan que la manera en que se resuelvan estos conflictos internos podría definir la fortaleza del partido frente a sus competidores.

Mientras tanto, dirigentes y miembros de las bases esperan que la cúpula escuche sus reclamos y abra un espacio de diálogo que permita legitimar las decisiones y fortalecer la confianza en la dirección política. La respuesta de la dirigencia en los próximos días será determinante para calmar los ánimos y evitar una mayor fragmentación interna.