En una audiencia marcada por la emoción y el dolor, Brian Kohberger, acusado del brutal asesinato en serie de cuatro estudiantes de la Universidad de Idaho, fue sentenciado a cuatro cadenas perpetuas consecutivas sin derecho a apelar ni a solicitar libertad condicional. El hombre de 30 años se declaró culpable para evitar la pena de muerte, pero rechazó la oportunidad de hablar ante el tribunal, dejando a familiares y sobrevivientes con muchas preguntas sin responder.
Las víctimas, Ethan Chapin y Shana Kner, de 20 años, junto a Kayy González y Marison Mojin, de 21 años, fueron recordadas con cariño y tristeza por sus seres queridos durante la audiencia. La familia de Kayy González fue especialmente contundente en sus testimonios, calificando a Kohberger como un “psicópata” y expresando el dolor profundo que les ha dejado esta tragedia.
Con la retirada de la orden de mordaza por parte del juez, se espera que en las próximas semanas se revelen más detalles sobre la investigación y se puedan esclarecer aspectos sobre la motivación detrás del crimen que conmocionó a la comunidad universitaria y al país entero.