Durante su trayectoria, monseñor Felipe Núñez fue reconocido por su liderazgo pastoral cercano a las comunidades más vulnerables, especialmente en la región sur del país, donde impulsó obras sociales, educativas y evangelizadoras que marcaron a varias generaciones. Su labor dentro de la Iglesia Católica dominicana dejó una huella profunda entre sacerdotes, religiosos y laicos.
Diversas parroquias y movimientos católicos han expresado su pesar por la partida del obispo emérito, destacando su carácter humilde, su firme compromiso con la doctrina y su dedicación inquebrantable al servicio pastoral. En redes sociales, fieles de todo el país han compartido mensajes de agradecimiento por su legado espiritual.
La CED informó que más adelante ofrecerá detalles sobre las honras fúnebres adicionales y la sepultura del prelado, mientras pidió orar por el eterno descanso de su alma. La Diócesis de Barahona prepara actos especiales para recibir sus restos, como muestra de reconocimiento a quien fue una de sus figuras más influyentes.
Además, líderes religiosos de distintas diócesis han resaltado que monseñor Felipe Núñez fue un referente de unidad dentro de la Iglesia, reconocido por su capacidad de diálogo y su vocación de conciliación en momentos de tensión social y comunitaria. Su legado, dicen, permanece vivo en las obras que impulsó y en los sacerdotes que formó durante décadas.
Mientras tanto, en Barahona ya se organizan vigilias y actos de homenaje en varias parroquias, donde cientos de fieles han manifestado su intención de acompañar el traslado y despedida del obispo emérito. Las autoridades eclesiásticas esperan una amplia participación debido al profundo arraigo y cariño que el religioso mantuvo con la comunidad.