Un joven capturado por las autoridades en Villa González, Santiago, ha confesado haber cometido al menos cinco robos en diferentes puntos del Cibao Central, especialmente en Bonao, donde reside. Lo peculiar del caso es la forma en que el acusado describe su método: “robos de confianza”, como él mismo los definió, afirmando que no atraca con violencia, sino que sustrae objetos de lugares donde ya tenía algún tipo de acceso o familiaridad.
Durante el interrogatorio, el joven confesó haber sustraído varios motores y vendido los artículos robados a un comprador anónimo, quien le pagaba “más de cuatro mil” por cada uno. Aunque no aportó el nombre del intermediario, aseguró que era un trato habitual. Su caso ha generado desconcierto entre los oficiales, quienes se encontraron por primera vez con el término “robo de confianza” como justificación informal para una actividad delictiva recurrente.
Mientras tanto, en Santiago se intensifican las denuncias por robos de espejos retrovisores, una práctica delictiva que también ocurre en cuestión de segundos, como muestran videos de cámaras de seguridad. Ciudadanos denuncian estar “hartos” de la inseguridad y exigen una respuesta más contundente por parte de las autoridades, ante el repunte de delitos menores que afectan la cotidianidad urbana.